Finalmente, si el río está en todas partes, también habita dentro de cada uno de nosotros. Al igual que los cauces de agua que atraviesan la tierra, nuestras experiencias y anhelos fluyen por nuestro interior, conectándonos con la totalidad de la vida. A través de esta metáfora, Hesse invita a reconocer lo común y esencial en todas las cosas, cultivando una percepción más profunda y solidaria del mundo y de nosotros mismos. [...]