Por último, la riqueza auténtica a la que Rousseau se refiere es de orden espiritual y ético. Quien asume la posibilidad de la pobreza y no vive temiéndola, descubre una independencia que lo vuelve invulnerable a las pérdidas materiales. Así, el viaje de ser ‘verdaderamente rico’ comienza superando el miedo a la pobreza y abrazando el valor de vivir con lo esencial, abriendo paso a una vida de autenticidad y plenitud. [...]