Por último, ¿cómo se entrena? Practique preguntas socráticas; formule la mejor versión del argumento contrario antes de responderle; escriba diarios de razonamiento con pronósticos y revisiones, como sugieren Tetlock y Gardner en Superforecasting (2015); expóngase a lecturas que incomodan; identifique incentivos y conflictos de interés, propios y ajenos.
Añada hábitos humildes: diga «no lo sé» con naturalidad; verifique un dato antes de opinar; desacelere ante la indignación viral; busque conversaciones donde pueda cambiar de idea sin perder dignidad. Así, pensar por cuenta propia deja de ser pose y se vuelve práctica cotidiana, radical en el sentido más fértil: ir a la raíz para renovar lo que crecemos juntos. [...]