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La felicidad florece en el propio hogar

Creado el: 1 de junio de 2025

La felicidad crece junto a nuestro propio hogar y no se puede recoger en los jardines de los extraño
La felicidad crece junto a nuestro propio hogar y no se puede recoger en los jardines de los extraños. — Douglas Jerrold

La felicidad crece junto a nuestro propio hogar y no se puede recoger en los jardines de los extraños. — Douglas Jerrold

El verdadero significado de la felicidad

Douglas Jerrold, al afirmar que la felicidad crece junto a nuestro propio hogar, nos invita a reflexionar sobre la naturaleza íntima y personal de la alegría genuina. Más allá de los placeres pasajeros o las riquezas externas, la verdadera satisfacción proviene de los espacios y relaciones que construimos a nuestro alrededor. Esta apreciación encarna el ideal de encontrar sentido y plenitud en las cosas propias y cotidianas.

El hogar como fuente de bienestar

Si nos adentramos en la metáfora del hogar, descubrimos que este concepto abarca tanto el entorno físico como los lazos afectivos que allí se tejen. La calidez de un espacio propio, las risas compartidas y los recuerdos acumulados construyen una base sólida para el bienestar emocional. Autores como Tolstoi, en *Anna Karenina* (1877), también subrayan cómo el hogar puede ser refugio y motor de estabilidad.

La ilusión de buscar fuera lo que está dentro

A menudo, caemos en la tentación de pensar que la felicidad se halla en logros ajenos o en jardines foráneos, como insiste Jerrold. Sin embargo, la búsqueda constante de satisfacción externa suele llevarnos a la comparación y la insatisfacción, un fenómeno ampliamente analizado por psicólogos como Barry Schwartz en *The Paradox of Choice* (2004). Así, la felicidad que anhelamos resulta, irónicamente, más esquiva cuando la buscamos lejos de nuestras raíces.

El valor de cultivar lo propio

Esta perspectiva nos invita a cuidar y valorar lo que tenemos: nuestras relaciones familiares, nuestras costumbres y pequeñas rutinas. Así como un jardín requiere tiempo y dedicación para florecer, la felicidad demanda atención constante en el terreno de lo propio. El proverbio chino “Antes de conquistar el mundo, da tres vueltas por tu casa” refleja, en forma paralela, la importancia de mirar hacia adentro antes de buscar afuera.

Hacia una felicidad sostenible y auténtica

Finalmente, cuando reconocemos que la felicidad se construye en el círculo cercano, logramos una alegría más auténtica y sostenible. Esto no significa rechazar lo ajeno, sino comprender que podemos disfrutarlo sin depositar allí nuestras expectativas fundamentales. La voz de Jerrold resuena hoy como una invitación a enraizar nuestra felicidad, sabiendo que lo propio, bien cultivado, es siempre fértil.