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El Viaje: De la Partida al Logro Personal

Creado el: 4 de junio de 2025

Sin partida, no hay llegada. — Madeleine L’Engle
Sin partida, no hay llegada. — Madeleine L’Engle

Sin partida, no hay llegada. — Madeleine L’Engle

El Significado de la Partida

La frase de Madeleine L’Engle, “Sin partida, no hay llegada”, nos invita a reflexionar sobre la importancia de dar el primer paso. Toda meta, sin importar cuán grandiosa sea, comienza con una decisión: la de partir del lugar de comodidad o rutina. Así, el inicio cobra sentido como el verdadero detonante del cambio y el desarrollo. Grandes epopeyas literarias, como ‘La Odisea’ de Homero, manifiestan cómo los viajes interiores y exteriores sólo pueden producirse si existe la determinación de abandonar lo conocido.

El Valor de la Iniciativa

De la reflexión sobre el inicio, surge el valor de la iniciativa. Emprender un nuevo proyecto, como iniciar estudios universitarios o aprender un idioma, conlleva afrontar miedos e inseguridades. Sin esa primera acción, todo objetivo permanece eternamente lejano. Anatole France señalaba que ‘para lograr grandes cosas no sólo debemos actuar, sino también soñar; no sólo planear, sino también creer’. Así, la iniciativa es la bisagra que une el deseo con la posibilidad de realización.

Los Obstáculos en el Camino

Sin embargo, partir no garantiza un trayecto fácil. Al avanzar, surgen retos y contratiempos, aspecto que se observa en relatos vitales y literarios. El Quijote de Cervantes simboliza cómo, tras la partida, los desafíos enriquecen y transforman al viajero. Así, los obstáculos no son únicamente barreras: también enseñan, moldean el carácter y preparan al individuo para alcanzar la tan ansiada llegada.

La Llegada Como Transformación

El acto de llegar rara vez implica regresar idéntico. Más allá de alcanzar un destino concreto, la llegada se convierte en símbolo de la propia transformación. L’Engle enfatiza que el crecimiento reside en el proceso, no sólo en la meta. En ‘Un pliegue en el tiempo’, la autora describe personajes cuya travesía redefine sus identidades. Así, cada llegada es, en realidad, una nueva partida hacia fases desconocidas de nuestro ser.

Aplicaciones en la Vida Cotidiana

Para concluir, este ciclo de partir y llegar trasciende los grandes viajes y se aplica a la vida diaria. Desde cambiar de trabajo hasta emprender pequeñas rutinas saludables, todo logro requiere vencer la inercia inicial. Reconociendo este principio, nos animamos a dar pasos, grandes o pequeños, confiando en que toda travesía significativa sólo es posible al atreverse a partir.