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Crecimiento Personal: Una Inversión en Terreno Sagrado

Creado el: 8 de agosto de 2025

Ten paciencia contigo mismo. El crecimiento personal es delicado; es tierra sagrada. No hay mejor in
Ten paciencia contigo mismo. El crecimiento personal es delicado; es tierra sagrada. No hay mejor inversión. — Stephen Covey

Ten paciencia contigo mismo. El crecimiento personal es delicado; es tierra sagrada. No hay mejor inversión. — Stephen Covey

La Paciencia como Primer Paso

Stephen Covey inicia su reflexión invitándonos a la paciencia con nosotros mismos. En un mundo donde se aplaude la inmediatez, cultivar paciencia es un acto de rebeldía y autocuidado. Reconocer que el desarrollo personal no es instantáneo nos prepara para transitar procesos llenos de altibajos, sin ceder a la frustración o al desaliento. Así, la paciencia se convierte en la base desde la cual florecen los verdaderos avances.

El Crecimiento Personal como Proceso Delicado

Continuando con esta idea, Covey califica el crecimiento personal de 'delicado', marcando una diferencia crucial respecto a otros objetivos. El autodescubrimiento requiere sensibilidad y atención, similar al crecimiento de una planta en condiciones óptimas. Si bien el aprendizaje técnico puede ser mecánico, el automejoramiento implica cuestionamientos internos y vulnerabilidad—a menudo expuestos en relatos clásicos como ‘El caballero de la armadura oxidada’ de Robert Fisher, donde el protagonista debe cuidarse con ternura para sanar.

La Metáfora de Tierra Sagrada

La expresión 'tierra sagrada' profundiza la metáfora: nuestro interior es un lugar preciado, digno de respeto y protección. Al igual que en muchos ritos ancestrales en los que se reverencian espacios sagrados, Covey sugiere que debemos tratar nuestro propio proceso de cambio con reverencia. De este modo, cada paso dado en el crecimiento personal adquiere significado y se protege de juicios ajenos e internos, tal como enseñan prácticas contemplativas como el mindfulness.

El Valor Incomparable de la Auto-Inversión

Avanzando en la cita, Covey afirma que no existe mejor inversión. A diferencia de los bienes materiales, el desarrollo personal genera rendimientos invaluables y permanentes. Biografías como las de Nelson Mandela muestran cómo invertir en la formación del carácter y la conciencia produce transformaciones que benefician no solo al individuo, sino también a quienes le rodean, multiplicando el impacto de esta ‘inversión’ en la sociedad.

De la Reflexión a la Acción

Así, todo crecimiento personal implica un compromiso activo: la paciencia y el respeto deben traducirse en acciones diarias. Pequeños hábitos—la meditación, el autoanálisis o la lectura—se convierten en herramientas esenciales para trabajar esa ‘tierra sagrada’. Siguiendo el consejo de Covey, dedicarnos tiempo a nosotros mismos no es egoísmo, sino una forma de potenciar nuestro bienestar y, en consecuencia, nuestra capacidad de contribuir al mundo.