Soñar lo imposible y preguntar: ¿Por qué no?
Creado el: 15 de septiembre de 2025

Sueña con cosas que nunca existieron y di: "¿Por qué no?" — Susan B. Anthony
Una invitación a la imaginación práctica
La frase nos pide mirar lo que no existe como posibilidad concreta. Al unir el verbo soñar con la réplica desafiante «¿por qué no?», desplaza la mente del diagnóstico al diseño. No niega la realidad; la interroga. Ese gesto transforma la imaginación en método: primero se nombra lo ausente, luego se ensaya una vía para hacerlo aparecer. Así, la creatividad deja de ser adorno y se vuelve palanca.
Activismo y el coraje de convertir lo impensable
Llevado al terreno cívico, ese «¿por qué no?» adquiere disciplina. Susan B. Anthony encarnó esa terquedad pragmática; su consigna «Failure is impossible» (discurso de 1896) sintetizaba una voluntad que no confundía deseo con magia, sino con organización. Desde Seneca Falls (1848) hasta la ratificación de la Enmienda XIX (1920), el sufragismo convirtió una demanda improbable en derecho. La transición del sueño a la ley mostró que imaginar distinto es el primer paso, pero sostenerlo en campaña, alianzas y persistencia es el trayecto completo.
Un legado intertextual: de Shaw a RFK
A la vez, la formulación más célebre de la idea aparece en George Bernard Shaw, Back to Methuselah (1921): «I dream things that never were and ask, why not?», frase que Robert F. Kennedy popularizó en 1968. Más allá de la autoría, la resonancia es clara: el escepticismo («¿por qué?») describe el mundo; el reformismo («¿por qué no?») lo rehace. Vinculada al espíritu de Anthony, la consigna alimenta una ética que combina imaginación y responsabilidad pública.
Innovación: de la hipótesis al prototipo
Trasladado a la técnica, el «¿por qué no?» actúa como palanca de descubrimiento. En 3M, Art Fry convirtió en 1974 un adhesivo «fallido» en notas Post-it al preguntarse por qué no usarlo para marcar su himnario; la curiosidad devino producto. De modo similar, el avance de CRISPR por Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier (2012) partió de reencuadrar un sistema bacteriano en herramienta de edición: ¿por qué no dirigir esa tijera molecular? El patrón se repite: imaginar un uso nuevo, probar a pequeña escala, aprender y escalar.
Psicología de la esperanza operativa
En esta línea, la psicología muestra por qué la pregunta abre caminos. La teoría de la esperanza de C. R. Snyder (1991) describe dos motores: agencia (puedo) y rutas (sé cómo). «¿Por qué no?» enciende ambos al legitimar el intento y sugerir alternativas. Asimismo, la mentalidad de crecimiento de Carol Dweck (2006) enseña que la capacidad se expande con práctica y feedback. No es optimismo ingenuo, sino expectativa informada de progreso que sostiene el esfuerzo frente a los tropiezos.
Método: del sueño compartido a la ejecución
Por eso, soñar exige procedimiento. En diseño, la pregunta «¿cómo podríamos…?» traduce el «¿por qué no?» en desafío accionable (Tim Brown, 2009). Emprender iterando—desde el «producto mínimo viable» hasta el aprendizaje validado—permite ajustar rumbo sin apostar el todo de una vez (Eric Ries, 2011). Incluso la effectuation de Saras Sarasvathy (2001) sugiere empezar con medios disponibles y pérdidas asumibles. Así, una ciudad que imagina movilidad limpia puede prototipar corredores seguros, medir uso y ajustar; el sueño se vuelve sistema mediante pequeñas victorias encadenadas.