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Somos la respuesta que creíamos esperar

Creado el: 19 de septiembre de 2025

Somos los que hemos estado esperando. — Grace Lee Boggs
Somos los que hemos estado esperando. — Grace Lee Boggs

Somos los que hemos estado esperando. — Grace Lee Boggs

Agencia que reemplaza la espera

La sentencia de Grace Lee Boggs destapa un giro decisivo: pasar de la espera pasiva al reconocimiento de nuestra propia agencia. En lugar de aguardar un salvador, la frase convoca a asumir que el sujeto transformador somos nosotros mismos, aquí y ahora. Esa inversión del tiempo político —del futuro hipotético al presente practicable— desactiva la parálisis y legitima la acción cotidiana. Así, la consigna no romantiza la urgencia, sino que la enmarca en un proceso consciente de responsabilidad compartida. Pues, si somos quienes hemos estado esperando, también somos quienes debemos aprender, organizarnos y perseverar. Desde esta premisa, la esperanza deja de ser una emoción suspendida y se vuelve una metodología de cambio.

Boggs y Detroit: revolución cotidiana

Para Boggs, filósofa y activista en Detroit, la revolución se practica a escala humana. En The Next American Revolution (2011) argumentó que los barrios, las escuelas y las cocinas pueden ser laboratorios de democracia viva. Junto a James Boggs impulsó Detroit Summer (1992), un programa intergeneracional que plantó jardines, pintó murales y reparó casas, traduciendo ideales en tareas locales. Lejos de la espectacularidad, ese hacer sostenido respondió a crisis reales —desindustrialización, racismo ambiental, quiebras municipales— con imaginación cívica. Por ello, la frase no es un eslogan vacío: nombra una política de lo cotidiano que, paso a paso, convierte la ciudad en aula y a sus habitantes en coautores de su destino.

Una frase con largas resonancias

El eco de la idea recorre décadas. June Jordan escribió en Poem for South African Women (1978): «We are the ones we have been waiting for», ligando poesía y liberación. A su modo, Ella Baker ya había insinuado el mismo pulso: «Strong people don’t need strong leaders» (c. 1960), trasladando el foco del caudillo a la comunidad. Años después, Barack Obama popularizó la consigna en 2008, mostrando su plasticidad en distintos registros. Esta genealogía revela continuidad: de movimientos anticoloniales a luchas por derechos civiles, la promesa se mantiene. No anuncia milagros; recuerda que la fuerza radica en la organización paciente, donde lo extraordinario brota de lo común.

Aprender a ser sujeto histórico

Si el cambio nos incluye, también debe educarnos. Paulo Freire, en Pedagogía del oprimido (1970), propuso la concientización: leer el mundo para reescribirlo. No se trata de depositar saber en la gente, sino de dialogar hasta que aparezca la propia voz transformadora. En paralelo, espacios como Highlander Folk School formaron a activistas; Rosa Parks asistió a talleres antes de 1955, cuando su gesto encendió el boicot en Montgomery. En esta línea, Boggs insistía en que la educación política es práctica social: conversación, taller, huerto, asamblea. Aprender es volverse protagonista; y la frase lo subraya, uniendo estudio y acción en un mismo hilo.

Psicología de la eficacia colectiva

La ciencia respalda esta intuición. Albert Bandura definió la autoeficacia como la creencia en la propia capacidad para producir resultados (Psychological Review, 1977). Cuando esa confianza se comparte, emerge la eficacia colectiva: Robert Sampson, Stephen Raudenbush y Felton Earls mostraron que barrios con alta confianza y disposición a intervenir reducen la violencia (Science, 1997). Así, pasar de la espera a la acción no es sólo moral; es estructural. La percepción de «podemos» reorganiza comportamientos, multiplica cooperación y abre ventanas de posibilidad. En consecuencia, la consigna de Boggs funciona como disparador psicológico y social: al nombrarnos como agentes, nos convierte en tales.

Imaginación política como infraestructura

Nada de esto florece sin imaginación. adrienne maree brown, inspirada en Detroit y en el legado de Boggs, propone en Emergent Strategy (2017) prácticas de cambio que imitan patrones de la vida: adaptación, interdependencia, fractales. A la vez, Octavia Butler, en Parable of the Sower (1993), recuerda: «Todo lo que tocas, cambias; todo lo que cambias, te cambia». Ambas ideas vinculan creatividad y responsabilidad. Por ende, la frase de Boggs no solo convoca a actuar; convoca a imaginar sistemas donde esa acción tenga sentido. Desde aquí, la visión se vuelve infraestructura: sostiene, coordina y orienta cada pequeño experimento comunitario.

De la consigna a la práctica cotidiana

La coherencia se prueba en el hacer. El presupuesto participativo de Porto Alegre (desde 1989) mostró cómo vecinos deliberan sobre recursos públicos. Durante la pandemia, redes de ayuda mutua articularon cuidados donde las instituciones no alcanzaban. En el terreno digital, el cooperativismo de plataforma —propuesto por Trebor Scholz en 2016— traduce propiedad y gobernanza comunitarias a la economía en línea. Por último, el hilo se cierra donde empezó: si somos quienes hemos estado esperando, debemos tejer hábitos, no gestos aislados. Reunirse, mapear problemas, compartir datos, crear cooperativas, cuidar el territorio. Porque, al ejercer la espera como acción, el futuro deja de retrasarse y empieza a llegar.