Ir donde estará el disco: pensar adelante
Creado el: 12 de octubre de 2025

Patino hacia donde el disco va a estar, no hacia donde ha estado. — Wayne Gretzky
Del instinto a la regla estratégica
El aforismo de Gretzky condensa una regla de oro: la eficacia no depende de llegar primero al pasado, sino de estar a tiempo en el futuro. En otras palabras, no se trata de reaccionar a lo que ya ocurrió, sino de colocarse donde las fuerzas en movimiento convergerán. Este cambio de foco —del rastro al destino— transforma la toma de decisiones, porque obliga a leer tendencias, ritmos y cadencias. Así, la frase deja de ser una metáfora deportiva y se vuelve un principio operativo para contextos volátiles: cuando el entorno cambia más rápido que los planes, ganar es cuestión de anticipación. Con este marco, podemos explorar cómo se entrena esa mirada y cómo se traduce en elecciones concretas.
Ver el espacio, no solo el objeto
Gretzky explica que aprendió a “jugar sin el disco”, leyendo trayectorias y huecos. En Gretzky: An Autobiography (1990) cuenta que su padre, Walter, le dibujaba en el hielo del patio trasero las zonas donde el puck tiende a aparecer. No perseguía lo visible; cartografiaba probabilidades. Esa disciplina convierte el caos en patrones: cuerpos, velocidades y ángulos delimitan futuros más probables. Por ello, el jugador excepcional no reacciona a la última imagen, sino al siguiente fotograma.
Del hielo a la estrategia empresarial
Trasladado a organizaciones, el principio invita a priorizar indicadores líderes sobre rezagados: interés de clientes antes que ventas cerradas, tiempo de ciclo antes que ingresos. Peter Drucker ya sugería gestionar por información relevante y temprana (The Effective Executive, 1967), mientras Andy Grove alertaba sobre puntos de inflexión estratégicos que exigen moverse antes de que los números tradicionales “confirmen” (Only the Paranoid Survive, 1996). En consecuencia, la ejecución no es mera reacción a reportes; es posicionamiento deliberado en la trayectoria de la demanda, la tecnología y la regulación.
Métodos para anticipar con rigor
Para no basarse solo en intuiciones, conviene combinar señales débiles con actualización bayesiana: formular hipótesis, asignar probabilidades y revisarlas con cada dato. La previsión colaborativa tipo “superforecasters” muestra que la precisión mejora con descomposición de problemas y calibración (Tetlock, Superforecasting, 2015). A la vez, la planificación por escenarios —popularizada por Shell en los años setenta— entrena a ver múltiples futuros plausibles y a preparar opciones para cada uno. Así, la organización deja de perseguir el último resultado y empieza a ocupar el espacio donde es más probable que “llegue el disco”.
Innovación como posicionamiento temprano
Los ganadores suelen instalarse antes en la ola emergente. Netflix pasó del DVD al streaming cuando aún era minoritario, situándose donde convergerían ancho de banda y hábitos (Christensen, The Innovator’s Dilemma, 1997, explica por qué los incumbentes dudan). Apple combinó teléfono, música e internet en 2007 anticipando que el “disco” serían ecosistemas, no dispositivos aislados. Incluso Toyota, con el Prius (1997), apostó por la curva de aprendizaje híbrida antes de que el precio del petróleo justificara plenamente la demanda. En todos los casos, la clave no fue adivinar con certeza, sino moverse lo bastante pronto como para aprender antes que los demás.
Riesgo, timing y apuestas reversibles
Anticipar no equivale a saltar al vacío. La idea es comprar opciones: inversiones pequeñas y reversibles que capturan valor si el futuro arriba como se espera y limitan pérdidas si no. Experimentos A/B, pilotos en ciudades faro y acuerdos contingentes reducen el coste del error y mejoran el aprendizaje. Nassim Taleb llama a esta lógica “antifrágil”: sistemas que ganan con la variabilidad al exponerse de forma asimétrica (Antifragile, 2012). Así, se resuelve la paradoja del timing: moverse pronto, pero con apuestas que, si fallan, no comprometen el juego.
Hábitos personales para vivir por delante
En lo individual, anticipar se entrena. Reservar tiempo semanal para explorar señales (patentes, foros técnicos, cambios regulatorios), llevar un diario de hipótesis con probabilidad y fecha de revisión, y practicar el “pre-mortem” de Gary Klein (2007) ayudan a pensar en trayectorias, no en fotos. Además, cultivar habilidades adyacentes —datos, comunicación, automatización— coloca tu carrera donde la demanda va a estar. Enlazando con Gretzky, el objetivo cotidiano es simple: posicionarte en la siguiente jugada antes de que empiece, de forma que, cuando el disco aparezca, ya estés ahí.