Elevar a otros mientras ascendemos, progreso compartido

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Eleva a los demás a medida que asciendes; el progreso crece cuando las manos se unen. — Nelson Mandela

Una ética del ascenso solidario

En primer lugar, la frase propone una brújula ética: el éxito pierde sentido si no arrastra consigo a más personas. No se trata de caridad ocasional, sino de comprender que la trayectoria individual se potencia cuando se tejen redes de apoyo. Así, el ascenso no es una escalera privada, sino una rampa común que amplía el horizonte de todos.

Ubuntu y la dignidad compartida

A continuación, la idea resuena con la filosofía sudafricana de Ubuntu: “umuntu ngumuntu ngabantu” (soy porque somos). Mandela la encarnó al insistir en la dignidad compartida por encima del resentimiento. Su autobiografía Long Walk to Freedom (1994) muestra cómo la identidad personal se fortalece al reconocer la humanidad del otro; en ese marco, elevar a los demás no es concesión, sino afirmación de uno mismo.

Lecciones de liderazgo en Sudáfrica

De ahí que sus gestos políticos apuntaran a unir manos rivales. La Comisión de la Verdad y Reconciliación (1996) priorizó sanar con justicia restaurativa, no perpetuar fracturas. Asimismo, el apoyo simbólico al equipo de rugby en 1995, tendiendo puentes con antiguos adversarios, ilustró que la cohesión puede catalizar progreso social. La unidad no diluye diferencias; las pone al servicio de metas comunes.

Capital social y efectos multiplicadores

En esa línea, la investigación sobre capital social muestra que la cooperación genera rendimientos crecientes. Robert Putnam (Bowling Alone, 2000) documentó cómo redes de confianza impulsan salud cívica y desarrollo económico. Cuando las manos se unen, aparecen efectos de red: el valor de cada esfuerzo se multiplica por la conexión con los demás, y el progreso deja de ser suma para volverse sinergia.

Ejemplos de progreso en común

Por ejemplo, Wikipedia (2001–) demuestra cómo la coautoría distribuida produce conocimiento fiable a escala; y el software libre, de Linux a Python, prueba que la colaboración abierta acelera la innovación. Del mismo modo, el microcrédito comunitario del Grameen Bank (Yunus, 1976) ilustró que pequeñas oportunidades, cuando se respaldan mutuamente, transforman economías locales. La unión no solo ayuda: cambia la velocidad del cambio.

Prácticas cotidianas para elevar a otros

Asimismo, la ética del ascenso solidario se concreta en acciones pequeñas y reiteradas. Mentorar a quien empieza, abrir espacios a voces subrepresentadas, compartir información útil y celebrar triunfos ajenos convierte logros individuales en palancas colectivas. En la práctica, cada puerta abierta hoy es un corredor de oportunidades mañana.

Los costos de subir en solitario

Sin embargo, ascender sin tender la mano agrava asimetrías. Thomas Piketty (2013) mostró cómo la concentración de riqueza se alimenta cuando los circuitos de oportunidad se cierran. Además, el llamado “efecto Mateo” premia a quien ya tiene ventajas, dejando atrás talento latente. Romper ese círculo exige precisamente lo opuesto: redes que redistribuyan acceso y aprendizaje.

Un horizonte de interdependencia

Por último, unir manos no es una estrategia blanda, sino una apuesta por la resiliencia. Comunidades interdependientes amortiguan crisis y sostienen avances en el tiempo. Así, la invitación es clara: mientras asciendes, conviértete en andamio para otros. Porque el progreso, cuando se comparte, deja de ser línea frágil y se vuelve tejido duradero.