Visto así, la lista es un esbozo que se reescribe con cada experiencia. Italo Calvino, en 'Las ciudades invisibles' (1972), recuerda que los lugares también viven en lo que imaginamos de ellos; completar una casilla nunca agota su misterio. Revisarla —sumar, borrar, posponer— es una forma de cuidado: preserva el deseo sin convertirlo en presión. Y, al final, cumple el espíritu de Sontag: no se trata de estar en todas partes, sino de mantener vivo el impulso de ir, mirar y aprender. La lista, entonces, orienta; el viaje, realmente, sucede en la calidad de nuestras miradas. [...]