Finalmente, reconocer la advertencia de Tagore nos lleva a impulsar una educación abierta, capaz de integrar saberes del pasado con las demandas del presente y futuro. Fomentar el intercambio intergeneracional –donde ambas partes aprenden y se enriquecen mutuamente– fortalece la creatividad y la resiliencia. En suma, educar para otra época requiere humildad para aprender junto a los niños, aceptando que ellos también pueden mostrarnos nuevos caminos. [...]