Finalmente, entender la creación como voz de Dios redefine nuestra relación con el mundo y con los demás. Nos invita a una actitud de escucha y humildad, abiertos a los mensajes ocultos en las formas, colores y sonidos que nos rodean. Así, cada encuentro con lo creado se convierte en una oportunidad para la contemplación y el asombro, haciendo de la vida cotidiana un espacio sagrado donde la voz divina sigue hablando, si sabemos escucharla. [...]