Finalmente, movilizar sin cuidar traiciona el sentido de educar. Nel Noddings, en Caring (1984), recuerda que la relación ética sostiene el aprendizaje profundo. Freire, en Pedagogía de la esperanza (1992), insiste en una práctica animada por el respeto y la ternura crítica. De ahí que toda experiencia que busca poder deba evitar la manipulación, transparentar fines y proteger la dignidad de quienes participan. Cuando manos y corazón se articulan con cuidado, la movilización no solo obtiene resultados; también forma sujetos capaces de sostenerlos en el tiempo. [...]