Finalmente, el cruce entre verdad y tarea exige tempo y medida. Hannah Arendt, en The Human Condition (1958), distingue entre labor, trabajo y acción; el cambio duradero combina mantenimiento, construcción e iniciativa pública. Evaluar con honestidad—participación sostenida, reducción de daños, presupuestos reorientados—permite aprender sin triunfalismo. Al mismo tiempo, prácticas de cuidado (rotación de roles, descansos, formación) previenen el desgaste. Así se cierra el ciclo: volvemos a la verdad de los resultados, ajustamos la tarea y reemprendemos. En ese retorno metódico, el cambio deja de empezar; continúa. [...]