Finalmente, trasladar la lección a hoy implica elecciones sencillas y repetidas. En tiempos de ruido informativo y crisis climática, vale más apagar la alarma del pánico y encender la lámpara de la acción cercana: compostar, compartir transporte, votar con criterio, acompañar a quien está solo, donar tiempo y no solo opiniones. También conviene crear ritmos: escribir diez líneas, llamar a un amigo, preparar café para quien madruga. Estas prácticas, enlazadas día tras día, dan espesor a la esperanza. No son atajos al éxito; son el suelo donde, pese al absurdo, la vida común vuelve a ponerse en pie. [...]