En conclusión, escribir los planes a lápiz y aceptar su posible modificación no es una renuncia al esfuerzo, sino una apertura a aprender constantemente. Cada corrección, cada camino inesperado, suma experiencia y profundidad a nuestro crecimiento personal. Así, la vida se transforma en una obra que—como el propio Coelho expresa en 'El Alquimista'—está en continua escritura, guiada tanto por nuestro ímpetu como por los misterios del destino. [...]