La cultura japonesa sintetiza esta ética en ganbaru (persistir con tesón) y kaizen (mejora continua). Murakami la encarna al mantener rutinas de levantarse temprano, escribir varias horas y correr después, según relata en 2007; el rito protege la intención cuando la motivación flaquea.
En última instancia, “seguir corriendo” significa cuidar el sistema que nos mueve. Con cada día bien hecho, la línea remota deja de ser promesa abstracta y se integra como memoria encarnada. Entonces, el horizonte ya no está afuera: forma parte de nuestra historia. [...]