Para salir del bucle irónico, conviene unir evidencia y humildad. El altruismo efectivo propone priorizar causas con mayor impacto medible (MacAskill, Doing Good Better, 2015), mientras que la crítica democrática recuerda que la filantropía concentra poder y debe rendir cuentas (Rob Reich, Just Giving, 2018). Juntas, ambas miradas piden ayudar bien y también responder a quién, cómo y bajo qué reglas.
En última instancia, la salida de Auden no es el cinismo, sino la corresponsabilidad: diseñar instituciones que hagan probable la reciprocidad y cultivar prácticas que dignifiquen al otro como fin. Si logramos que el “para qué” de los demás sea visible y compartido, ayudar deja de ser un acto solitario y se convierte en el argumento común de nuestra estancia en la Tierra. [...]