Hoy, recomenzar con intención clara puede significar reconstruirse tras una pérdida, redefinir un proyecto profesional sin culto al éxito, o sostener la solidaridad vecinal cuando fallan las instituciones, como retrata La peste (1947) en clave moral. Frente al agotamiento, pequeños reinicios—un horario limitado y honesto, un compromiso con la verdad en el trabajo, un círculo de cooperación—encarnan la medida camusiana. No garantizan una historia redentora, pero sí una vida digna de ser vivida. Así, la consigna de Camus se vuelve método: ver con lucidez, elegir sin excusas, y comenzar de nuevo con una intención que, al repetirse, se convierte en carácter. [...]