En su discurso Make Good Art (2012), Gaiman invita a hacer buen arte con lo que la vida traiga. La frase que nos convoca resume ese manifiesto en formato de deseo: que el año sea laboratorio de maravillas, planes y valentía amable. Si cada día escribimos una línea de esa historia—una línea real, hecha de acciones pequeñas—al final tendremos un libro. Y, como en toda buena narración, habrá giros, pausas y sorpresas. Que la magia abra, que los sueños guíen y que la buena locura nos empuje a cruzar. [...]