Cuando se institucionaliza como hábito, la curiosidad fortalece la vida democrática. John Dewey sostuvo que la investigación compartida es el corazón de la educación ciudadana (Democracy and Education, 1916). En ese espíritu, el periodismo de soluciones, la ciencia abierta o los foros vecinales encarnan formas de preguntar que buscan comprender para mejorar en común.
Así, la curiosidad deja de girar en torno al yo y se convierte en servicio: identificar problemas reales, mapear consecuencias y abrir opciones de acción. Al cerrar el círculo, la exhortación de Sontag se cumple: convertir la curiosidad en un hábito moral que ilumine, cuide y transforme, más allá de cualquier capricho pasajero. [...]