Finalmente, queda la tarea de impedir la “segunda muerte”: el olvido. Elie Wiesel advirtió que olvidar a las víctimas equivale a matarlas por segunda vez. Por eso, comisiones como la de Verdad y Reconciliación de Sudáfrica (1996) o políticas de memoria —como la Ley de Memoria Histórica en España (2007)— buscan reparar, narrar y prevenir.
Recordar no deshace lo ocurrido, pero reabre el futuro: al nombrar los daños —los visibles y los que Asimov nos insta a ver— se establecen garantías y consensos que, con suerte, evitan nuevas muertes de personas, palabras y posibilidades. [...]