Con todo, no todo contratiempo admite romanticismo. La enfermedad grave, la violencia o la injusticia requieren cuidado, derechos y reparación antes que metáforas joviales. Aquí conviene la advertencia de Viktor Frankl en El hombre en busca de sentido (1946): la última libertad humana es elegir la actitud, pero no se debe buscar el sufrimiento; si llega, puede dotarse de sentido. Así, el reencuadre responsable distingue entre molestias reformulables y daños que exigen protección y solidaridad. Precisamente por eso, cuando el cambio de mirada sí es posible, vale la pena hacerlo: nos prepara mejor para ayudar a otros cuando no lo sea. [...]