Por último, los cambios sistémicos se sostienen con rituales cotidianos. Inspirado en el ubuntu —“yo soy porque nosotros somos”, que Tutu popularizó—, puede practicarse: comenzar reuniones con reconocimiento de impactos, separar persona y conducta al dar feedback, y cerrar conflictos con compromisos verificables. Pequeñas promesas cumplidas cimentan confianza; la confianza permite reformas más ambiciosas. Así, elegir la misericordia cada día prepara la ferocidad necesaria para transformar estructuras: primero en la conversación, luego en la política, finalmente en la cultura compartida. [...]