Finalmente, comprendernos como almas encarnadas propone una integración entre lo espiritual y lo físico. No se trata de despreciar el cuerpo, sino de reconocer que la verdadera plenitud surge al armonizar ambos aspectos. Así, se nos invita a cuidar nuestro cuerpo y alma en conjunto, entendiendo que el crecimiento interior dará sentido a nuestras vivencias exteriores, en consonancia con el horizonte trascendente al que Lewis apuntaba en toda su obra. [...]