Finalmente, de Botton plantea que esta actitud receptiva no debe limitarse a los viajes lejanos. Podemos adoptar la misma predisposición curiosa y abierta en nuestra vida diaria, encontrando asombro en lo familiar. Al igual que un explorador en su propia ciudad, la clave está en mirar con nuevos ojos, demostrando así que el verdadero placer de viajar comienza con la mente y el corazón, no con la geografía. [...]