La música produce una especie de placer sin el cual la naturaleza humana no puede estar. — Confucio
Creado el: 30 de abril de 2025

La música produce una especie de placer sin el cual la naturaleza humana no puede estar. — Confucio
La música como necesidad humana fundamental
Confucio sugiere que la música es tan esencial como la alimentación o el descanso para la vida humana. En el *Banquete* de Platón (c. 385 a. C.), los comensales consideran la música elemento vital de la convivencia y crecimiento espiritual, destacando que no es solo ornamento sino pilar del bienestar.
La música como fuente de placer universal
El placer que brinda la música es tan profundo y natural que trasciende culturas y épocas. En la antigua China, los rituales musicales consolidaban armonía social y emocional, como se describe en los *Anales de la Primavera y el Otoño*. Esta universalidad es evidente incluso hoy: cualquier sociedad humana, desde tribus amazónicas hasta urbes modernas, tiene música inherente.
La capacidad de la música para expresar emociones
La música logra comunicar sentimientos que a menudo las palabras no alcanzan. Por ejemplo, Beethoven expresó desesperanza y esperanza en su *Sinfonía n.º 9* (1824), permitiendo a oyentes de todas las generaciones compartir estados de ánimo profundos, ilustrando la función insustituible que el arte musical tiene en la experiencia humana.
La música en la educación moral y social según Confucio
Confucio promovía la música como herramienta educativa para cultivar virtudes y buenos hábitos cívicos. En sus *Analectas*, argumenta que la enseñanza musical forma el carácter y crea cohesión social, citando que 'si el pueblo ama la música, se vuelve suave y respetuoso' (*Analectas*, Libro 17).
Anécdota histórica: la música como refugio en tiempos difíciles
Durante la Segunda Guerra Mundial, la interpretación de la *Sinfonía de Leningrado* de Shostakóvich dentro de una ciudad asediada demostró que la música puede brindar esperanza y consuelo incluso en la adversidad más extrema. Esta anécdota subraya cómo el placer musical es, según Confucio, irrenunciable para la naturaleza humana (Anderson, *Leningrad: Siege and Symphony*, 2013).