Entendiendo el Valor del Momento a Través de la Pérdida
Creado el: 8 de agosto de 2025
Para darse cuenta del valor de un momento, pregúntele a un viajero que se ha perdido. — Shunryu Suzuki
La Esencia del Tiempo en la Experiencia Humana
El tiempo es un recurso etéreo: avanza sin detenerse y a menudo pasa inadvertido hasta que algo altera nuestra normalidad. Shunryu Suzuki, en su reflexión, nos invita a considerar el valor singular de cada momento, un consejo que se vuelve más urgente cuando lo habitual desaparece. Así, la atención plena—o mindfulness—emerge como un recurso esencial para vivir plenamente cada instante.
La Metáfora del Viajero Perdido
Para ilustrar esta idea, Suzuki recurre a la figura del viajero que se ha extraviado. Este personaje simboliza a quien, en la confusión y la pérdida de rumbo, aprende a valorar lo que antes le parecía trivial. De repente, un instante seguro, una dirección clara o un paisaje familiar adquieren un significado inmenso, mostrando cómo la carencia magnifica el valor de lo cotidiano.
Lecciones de Incertidumbre y Redescubrimiento
Esto nos lleva a considerar cómo los momentos de incertidumbre nos enseñan. Perderse no solo implica desorientación, sino también la oportunidad de observar con nueva perspectiva. Tal como narra Homero en la ‘Odisea’, Ulises aprecia cada pequeña victoria y encuentro en su tortuoso regreso a Ítaca, pues el peligro transforma lo común en extraordinario.
La Sabiduría Zen en la Cotidianidad
Suzuki, un reconocido maestro zen, alude a la sabiduría de su tradición: el aquí y el ahora son fuentes inagotables de riqueza si aprendemos a vivir con atención consciente. El zen enseña que, al igual que el viajero perdido, solo en la atención plena podemos darnos cuenta del valor que encierra cada instante, sin importar cuán ordinario parezca.
Integrando la Reflexión en Nuestra Vida Diaria
Finalmente, la cita de Suzuki nos invita a aplicar esta percepción en nuestra rutina. Al reconocer que podríamos perder lo que ahora damos por sentado, podemos aprender a disfrutar más intensamente de nuestra vida diaria. Esta actitud fomenta gratitud y resiliencia, permitiéndonos enfrentar las dificultades con la certeza de que cada momento es, en sí mismo, invaluable.